sábado, 14 de mayo de 2016

N° 328 - LOS "JÓVENES" DE AP Y LA "REVOLUCION" BARNECHEISTA

CUANDO LOS DINOSAURIOS AMAN DEMASIADO:





En los últimos tiempos los escribidores de los plumiferos -que sirven tanto a los de alto vuelo como a de los poca monta- los vocingleros, los operadores políticos y las geishas -las institucionales y las del arrabal- han estado muy activos  escribiendo sobre el "recambio generacional", sobre la necesidad de nuevas elecciones y  sobre Belaunde y "la revolución barnecheista"

Más allá de la retorica, del infamado y supuesto "amor al partido" y de la figura de un Belaunde; que hoy es una simple imagen de utileria para impulsar proyectos personales de diverso tipo. Porque no hay partido, ni institucionalidad, ni voluntad política de conciliar intereses, posiciones políticas y un proyecto de partido que genere una visión de país a pesar de la supuesta "gran perfomance electoral". Lo que existe es simple y pura ambición de poder. Una gran ambición de poder para tan poco partido, pero que es comprensible por la magnitud del "negocio de la política" y los dineros que genera ese cubileteo de una casta de privilegiados que termina "gobernando" el país.

En un partido huérfano de calor popular, de gente cultivada, de políticos con cultura política, coherencia, buen hablar y ritmo político -algo de lo que adolece la fauna política peruana- Barnechea marco la diferencia y tras la salida de Acuña y de Guzmán, pudo colarse entre los cuatro primeros y obtuvo algo más que el histórico 5% del partido en pasados comicios -excepción del 1% de Edmundito Del Águila, que obtuvo la curul que le de notoriedad y que lo saque de su "técnica" quiebra económica como empresario de la educación- que es dimensionado y resaltado por quienes necesitan un líder mediático ; el espolón de proa para recuperar el poder partidario controlado por Mesías Guevara, que sin ser un gran líder, un político que marque la diferencia, pretendió equivocadamente, ser "el gran líder",el heredero, el alumno aplicado y el Sumo Sacerdote y definidor, de un acciopopulismo, repetitivo y anclado en el pasado. Hasta que le trajeron un político menos tuerto que él.

Barnechea perdió, pero en la interna le dieron los laureles de la victoria y el bastón de mando. Perdió por sus errores políticos, por no tener programa, ni equipo técnico; y no vamos a abundar en ello porque ya hemos escrito lo suficiente sobre el tema. Lo relevante es que esa elevación de Barnechea a los altares del acciopopulismo, no tiene fondo, no busca construir partido, consolidar una visión de país, busca presencia política, manejo de masas, efectismo  político. Y hoy lo que se esta gestando antes que partido, es clientelismo político, un culto a la personalidad de Barnechea a la manera aprista y bajo el parte-aguas de  los jóvenes que han llegado al partido, de la renovación de cargos partidarios y de la "revolución" que va a materializar el gobierno de Barnechea. Todo por bajarse de la Presidencia del partido al autodenominado "heredero político" del Che Guevara, cuyo mandato por institucionalidad tiene que respetarse. 

El asunto es que los jóvenes que han llegado al partido, son más  cantidad que calidad. Los que se han mostrado en los foros, han dado muestras de sectarismo, de intolerancia, de no tener talento político, criterio, ni capacidad auto critica frente a un liderazgo que busca convertirse en caudillesco. Y por más que los escribidores los usen como elemento de cambio en sus panfletos políticos, lo real es que, si partimos de que la juventud, es un concepto cultural que tiene un origen histórico y que no necesariamente tiene que ver con la edad sino con la actitud. Lo concreto y lo real es que a diferencia de  los jóvenes de 1956, estos jóvenes del Siglo XXI no han hecho sentir su presencia en el ámbito político, en la esfera de la cultura política del partido.

Frente a la crisis política de la cúpula partidaria, no han zanjado posición institucional ni independiente como estamento, no han buscado soluciones, menos aun reconocido conflictos y contradicciones para abrir el espacio natural frente a las carencias estructurales del colectivo. De defender, seguir y obedecer al barnecheismo imperante y a sus operadores políticos no han salido. En un partido de castas y aristocracia huachafa, hoy se sigue jugando con "apellidos históricos" para hacer clientelismo, para mover a la gente, a los jóvenes hacia objetivos determinados de interés de grupo. El natural proceso de radicalización de los jóvenes no existe. Y no existe porque no hay cultura política, formación ni capacidad dialéctica para entender lo que esta sucediendo realmente en los predios de Paseo Colón.

Los dinosaurios dicen mostrar su preocupación por el partido al dejarlo en las manos en las que se encuentra. El problema es que las piezas de recambio son más de lo mismo. Se habla de renuncias, de nuevas elecciones, de dignidad. Se sigue peleando en los predios del JNE en función de  leguleyadas y caballazos. Y los caballos delante de la carreta o sea la propuesta de cambio no existe.

Cuando los dinosaurios amaban demasiado solía moverse la tierra. Hoy estos dinosaurios que dicen amar a Belaunde, a su legado y a su partido, solo mueven unos jóvenes despistados, que creen que han encontrado el líder mesiánico que andan buscando en un país, donde los grandes lideres se extinguieron hace tiempo y donde las revoluciones son de papel.