miércoles, 17 de junio de 2020

N° 347 - LO "POLITICAMENTE CORRECTO"

EN LAS VISIONES DE LA POLÍTICA ACCIOPOPULISTA:


De cara a un nuevo proceso electoral, una de las cosas que se percibe  claramente al interior de ACCIÓN POPULAR, es su falta de institucionalidad; sus carencias programáticas, a pesar de los esfuerzos "intelectuales" de conferencistas diversos, urgidos por rodearse de un aire académico de cara a  los próximos comicios, hablando sobre el antes y el después de la pandemia, sobre Belaunde y no sobre lo central que es la crisis partidaria, su falta de institucionalidad, el mercantilismo, la manipulación y la utilización  de la militancia y el caciquismo que es incapaz de hacer docencia y de construir partido. 

Y es que en la interna del partido es clara la falta de liderazgo o cuando menos un fraccionamiento sin una base de coincidencias -a punto tal que el más visible y auto publicitado líder partidario- tiene que enviar una carta pública a la bancada, para reclamar desviaciones ideológicas y programáticas, que vienen desde 1985 y que originan que no haya obra con base ideológica, por la confusión sobre el tema,  de un partido que ni en el poder ni fuera de el -tras la muerte de su líder- ha sido capaz de reproducir ni de entender el genio de Belaunde para hacer de la obra pública una fuente ideológica permanente y un programa político con visión de futuro. 

Los seguidores de Belaunde, desde los líderes partidarios -que con la virgen en los labios se cortan las venas por amor a Belaunde y a su mujer- hasta  los más noveles militantes, repiten  los viejos estandartes de 1956, en un mundo que ha cambiado en 180° y se proclaman "revolucionarios" cuando la única "revolución" que han hecho es la de desnaturalizar el concepto de partido para convertirlo en una plataforma electoral, impregnada del mediocre sello personal de los caciques de turno, del burocratismo y del parasitismo político que mercantiliza la marca en la escena nacional, con invitados de "militancia forzosa"  para que sean candidatos a cargos públicos de un partido que supuestamente se mueve bajo la inspiración de Belaunde.

El problema es que en ninguno de los estamentos parlamentarios, hay concordancia entre el discurso político y los hechos. Que la figura de Fernando Belaunde, al ser el único activo político real de los que usufructúan su legado y su ejecutoria política, terminan convertiendolo en una simple pieza de utilería  política. Por eso es que  a pocos meses de las elecciones no hay ni dirigentes, ni Plan de Gobierno, todo es retórica electoral, Belaunde, humo y pirotecnia, con una gestión vamos a llamarla "poco eficiente" de la bancada en el Congreso, en los Gobiernos Regionales y en las Alcaldías.

En una realidad interna donde  una militancia con poca cultura politica e ideológica actúa sin capacidad de análisis y repitiendo los postulados que a su vez repiten sus líderes;  creyendo que la politica es simplemente un juego de ganar o perder; de llegar al gobierno y saborear las granjerías del poder, que terminan finalmente sin alcanzarla  porque los que llegan por esta democracia representativa en crisis, son los elegidos y otros incondicionales u oportunistas que los arropan. En éste contexto es donde se inserta el concepto de lo "políticamente correcto".

El concepto ha sido tratado por diversos especialistas, he visto últimamente un articulo del Slavoj Zizek sobre lo políticamente correcto en cuanto a la discriminación por ejemplo. Pero en concreto el tema tiene que ver con el lenguaje light, con el comportamiento "educado", de  los políticos, con las formas conservadoras, con el eufemismo  y la hipocresía propia de la  politica, donde se juega con imágenes, con gestos y poses, con discursos políticos que no ofenden a nadie y que dejan contentos a todos;  que hablan de "unidad", de "inclusión" y  de  propuestas populistas que supuestamente buscan la identificación y el beneficio del pueblo. Es el populismo el que ha reemplazado a las tradicionales propuestas de sesgo izquierdista. El nuevo concepto usado por las derechas y las izquierdas en el Perú y en latino américa. 

Pero lo políticamente correcto es entender que a un país no lo cambian los políticos, lo cambia la educación, lo cambian los ciudadanos, los electores construyendo civilidad, ejerciendo ciudadanía.  Lo políticamente correcto es enfrentar al poder, fiscalizarlo, criticar sus actos, cuestionarlos. Es hacer prevalecer la ética, los valores, la decencia y  los principios en las conductas políticas. A nivel partidario es absurdo "por imagen" esconder la basura debajo de la alfombra como es común leer en los foros partidarios. Quedarse callado ante la demagogia, el populismo y los abusos de una élite que actúa con demagogia y populismo, que busca dividir para reinar y que habla de una "unidad" que es artificial, engañosa y manipuladora. La crisis de los partidos, de la política y de los políticos, esta lejos de ese "Pacto infame de hablar a media voz" del que hablaba Gonzales Prada.