domingo, 22 de junio de 2014

N° 288 - ¡QUE SE VAYAN TODOS!

LOS DEL AGUILA, KESSELL Y CÍA:


La democracia se sustenta en el equilibrio de poderes, en la existencia de pesos y contrapesos que impidan el abuso del poder; algo que es imposible en un partido como el nuestro -con un estatuto con grandes vacíos y que responde al quehacer político del pasado- con un partido en crisis, sin institucionalidad, sin visión de país ni de partido y que solo vive de su historia, de las glorias pasadas, de la figura y el recuerdo de su líder. Un partido bajo liderazgos, que no alcanzan nivel de estadistas y que se quedan en el simple juego de la política menuda, en la búsqueda de  controlar la frágil institucionalidad existente, en el encumbramiento de la vanidad personal, en el cubileteo y la repartija del poder. 

Sin democracia interna, la política que no vive del pasado sino que  implica sobre todo, acciones del presente y visiones del futuro; cuando se caricaturiza, suele confundir la precariedad de ocupar un espacio político, con el hacer política; por el solo hecho de tener un membrete, un nombre y una inscripción vigente. Con cascarones de partido que parasitan en el espectro político del país, resulta obvio que estos quedan librados a los intereses personales  de quienes controlan el partido; porque sin democracia interna, sin pesos ni contrapesos democráticos; las dirigencias y militancias, sin independencia, ni formación política; sin conciencia del valor de la institucionalidad y de que la política es sobre todo servicio, vocación y amor por el país; con estatutos que no institucionalizan nada, son manipuladas, digitadas, obsecuentes o sometidas al poder de turno y por eso vemos como ayer en el Plenario Nacional, decisiones y acuerdo ilegales y arbitrarios; maltratos al militante; odas cantiflezcas y panfletarias, a los dueños ocasionales del partido por parte de beneficiarios de su poder, de quienes reptan por Paseo Colón, buscando el favor político o el carguito partidario, que los haga importantes y les de argumentos para rebatir su obvia falta de capacidad y talento político.

Eso es lo que esta pasando hoy en ACCIÓN POPULAR, donde un político sin mayor talento como Edmundo Del Aguila Morote, se encumbra en el máximo cargo partidario y desde allí impulsa a partir de su mediocridad política, un proyecto personal que adquiere ribetes familiares porque encumbra al hijo a la candidatura partidaria a la Municipalidad de Lima, sin beneficio alguno para el partido y solo para marketar y proyectar politicamente al crió (en un futuro cercano) de la mano de un pobre hombre, de un caballero sin carácter ni personalidad política, como Alan Kessell, cuya biografía política va a tener un triste y bochornoso final, con el concurso de los GALVEZ BOYS, que indudablemente tienen su  propio juego político. 

Lo sucedido ayer en el Plenario Nacional, es la prueba no solo de la falta de institucionalidad partidaria, sino de la grave crisis ética y moral en la que se vive. Que un Presidente del partido ACCION POPULAR,  como el Sr. Ing. Edmundo Del Aguila Morote, le mente la madre y agreda verbal y moralmente a una dirigente nacional, que la llame incapaz publicamente, por el solo hecho de que le es incomoda y crítica a su gestión, que pretenda que el partido marche como manejó el plenario, esto es según sus intereses y su capricho;  es  indignante y bochornoso. 

En el contexto anterior, que contraviniendo una vez más, como tantas veces el estatuto, el Plenario Nacional  acepte que Del Águila se quede seis meses más en la presidencia del partido, que autorice que el pusilánime Alan Kessell, se haga cargo de la Secretaría de Organización es escandaloso. Que un cuestionado Candidato de San Martín, ante la complacencia de su mentor, protector y promotor, Edmundo Del Aguila Morote, irrumpa, haciendo ostentación de poder, con una corte de veinte personas para "defender su candidatura", es caricaturesco, efectista y teatral; porque no se trata de una publicación; de que un periodiquito de circulación local se desdiga. Se trata de procesos  en trámite, de denuncias de lavado de activos, de actuados judiciales en perjuicio del estado, que están allí, que son incontrovertibles y que de una u otra forma siembran dudas sobre la idoneidad de una(s) candidatura(s) que van a representar al partido, en un contexto en lo que se quiere evitar en el país, es que a través de caricaturas de partidos -donde las candidaturas se regalan o se venden- se adhiera poder para obtener impunidad. Lamentablemente en el Perú de hoy, en la situación en la que se encuentra la política local y los partidos, siendo responsables y de cara al país al que nos debemos, hay que prevenir, hay que ser radical, estricto en la selección de candidatos

El tiempo es finalmente, en escenarios como éste, el mejor amigo de la verdad, en un partido que se pega con babas, a lemas como el de "La Reserva Moral del País" o "La Inteligencia en Acción". El Sr. Edmundo Del Águila Morote, Presidente encargado de ACCIÓN POPULAR, tarde o temprano va a tener que responder por sus actitudes dictatoriales, por sus majaderías y por su conducta y hechos políticos. Va a tener que responder por la baraja que tiene entre la manos, por las cartas que una a una pone sobre la mesa y por las que se juega entero en "beneficio del partido". 

En política no hay "Milagros", hay lobos disfrazados de ovejas. Las palabras y el control de los aparatos del poder, tarde o temprano terminan derribados por la realidad o por la indignación popular. Es indudable que aquí, en la interna partidaria, no hay pesos ni contrapesos. No hay tampoco indignación, ni repulsa, ni acciones de política concretas por parte de los otros caciques partidarios para revertir la situación.  Ya sea porque unos hacen su propio juego político por dentro de la podredumbre partidaria y la avalan o porque otros simplemente esperan su momento. Miran  o espetan desde lejos una contrariedad, que termina siendo por su tibieza, complicidad. No hay partido, no hay institucionalidad, no hay democracia, no hay lideres. No hay pasión por construir partido ni país, porque todo es interés personal. Y sin embargo, sin candidato, sin campaña, sin programas, sin cuadros ni maquinarias electorales, se piensa ganar la elección municipal, en medio de corruptelas y del aprovechamiento hediondo del poder partidario. 

Estamos frente al surrealismo propio de la literatura. Frente a una historia que se escribe rápidamente,  y que va a terminar en una realidad inexorable de la política. El final de un partido que tuvo una vigencia y un liderazgo significativo desde mediados del siglo pasado. .


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