En el contexto de la crisis de los partidos políticos, del proceso de extinción del los partidos tradicionales, es interesante analizar lo que sucede al interior de ACCIÓN POPULAR -en medio de su propia crisis interna- de cara a un nuevo proceso electoral y en la inmediatez de comicios internos para renovar la dirigencia partidaria en todos los niveles.
En principio, nadie puede dudar que estamos frente a una crisis institucional cuyas consecuencias son previsibles. No hay liderazgo, no hay visión de país, no hay cuadros, no hay proyecto ni voluntad para rediseñar o reinventar el partido y lo más grave, es que hay una total indolencia, indiferencia, lenidad e histriónico cinismo, frente al día día del partido de Belaunde, donde hay una diferencia muy marcada -política e intelectualmente- entre la cúpula que se va sucediendo en el poder, con sus acólitos, sus geishas, sus arrabaleros y una masa militante que es bastante pequeña considerándola como militancia activa.
Comenzando por el Ing. Mesías Guevara, "Señor de las Reconsideraciones" que al utilizar los dineros del Congrezoo, para el tan aplaudido "Pueblo por Pueblo". Por el que viajo -y viaja- a lo largo y ancho del país, para nombrar dirigencias que le sean afines y que algunos despistados llaman "reactivación partidaria" . Hasta terminar después de varios encumbrados nombres, con el reingresado Raúl Diez Canseco Terry, para quien hace de alfombra Edmundito Del Aguila. Nadie habla de la crisis del partido, de la falta de institucionalidad, del grosero manejo -ilegal, anti estatutario, delincuencial y doloso- del anciano esperpento que funge de Secretario General Nacional y que siendo en lo económico un empresario exitoso, termina en lo político, siendo un empleado de Edmundo Del Águila Morote y un eficiente chaperón político del hijo de éste.
Diez Canseco Terry, en un partido donde el servilismo es un mérito político, viene impulsando una serie de "eventos partidarios" en "olor de multitud"...... y de dinero. Y lo anterior, que es parte de su agenda política personal, porque los eventos están impulsados -en un partido sin militantes- por la conocida "movilización de bases", gracias a portátiles que actúan en función de la logística del dinero para crear el efecto de un liderazgo que resurge como el Ave Fénix. En ese marco político, el mensaje de Diez Canseco es sobre "la vigencia del pensamiento Belaunde", sobre la fuerza de los emprendedores y el anclaje de coligar su figura a la figura de FBT. Pero de la crisis partidaria, de la falta de institucionalidad nada.
Otros importantes actores políticos de partido están por el mismo camino. Guardan político y prudencial silencio frente a la hora presente, especulan, esperan por donde sopla el viento. Su preocupación principal son las elecciones internas para posicionarse de cara a la elección nacional; las cuotas partidarias; el copamiento de los Comités y sobre todo del Comité Nacional Electoral. La preocupación que es el leiv motiv de la política interna no es el país es la agenda personal. Hay inclusive algunos seguidores de plumíferos que se soban las manos por su casi segura elección, en medio de pedidos por la unidad partidaria.
Sin proyecto de país, sin visión de partido, sin institucionalidad, sin un liderazgo que se imponga sobre los demás y sin respaldo popular, un partido fraccionado, donde cada líder tiene su manchita y su agenda propia, lo único que puede hacer una gestión en la que no están los mejores -porque el estatuto es del siglo pasado- es administrar la crisis. Es por todo lo anterior que el statu quo permanece inalterable y que las gestiones terminan siendo intrascendentes o más de lo mismo por más voluntad que exista.
Que los viejos y venerables ancianos, figureteen con el ímpetu de sus años mozos, en un partido sin apellidos o con apellidos pasajeros y sin mayor ejecutoria en la historia de la política nacional de los últimos años, es comprensible en la realidad que se describe. Resulta en esas condiciones de precariedad política, un absurdo pensar que se va a ganar la elección del 2016 o siquiera enfrentarla con éxito. Sin conciencia y sin balance de las potencialidades y de los lastres; sin voluntad para enfrentar las carencias como partido, poco es lo que puede esperarse. Hace tiempo que este no es el partido de Belaunde, es el partido de una serie de personajes, que juegan a la política, que usan la figura y el legado de Belaunde, que han tomado por asalto su partido. Finalmente, es el poder y no el Perú la motivación de la acción política en los últimos lustros en Paseo Colón .
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