viernes, 19 de abril de 2019

N° 341 - UN SUICIDIO POLÍTICO

EL DE ALFREDO BARNECHEA:  



Debo ser sincero en señalar que el Sr. Alfredo Barnechea no es "Santo de mi Devoción", las razones estan expuestas en éste blog, se fundan en motivos programaticos y tienen que ver con su demagogia y su oportunismo político. Barnechea es sin duda un político informado, culto a comparación de lo que abunda en el mercado; que entre el intelectual y el político prefirío el perfil político, tal vez porque carece de inteligencia emocional, porque su ambición de poder lo gana, porque al igual que el difuntito es narcisista, tiene un "ego colosal"  y su soberbia y arrogancia, son parte de esos demonios internos que si no puede controlar en público, en privado deben desbocarse ante sus complacientes y mediocres incondicionales.

Barnechea llega a ACCION POPULAR de la mano de Vitocho, porque hace rato que el viejo partido de Paseo Colón, es más una franquicia o una plataforma política, que una institución política seria, programática y con reflejos políticos. Una caricatura de partido político que gira entre el cacicazgo de Diez Canseco, el curacazgo de Mesias Guevara y la presencia aristocrática de un García Belaunde, que hace lo que le da la gana. Adicionalmente a lo anterior, hay algunos parceleros, que estan venidos a menos y que terminan conservando sus cuotas de poder, siendo obsecuentes o negociando por lo bajo con los principales accionistas de la franquicia. Al final todos terminan haciendo y diciendo lo que les viene en gana, porque no hay institucionalidad, ni frenos  al voluntarismo demagógico; ni fiscalización, ni llamada de atención, ni sanción a sus excesos, porque no hay partido.

Más alla de una geisha con aires de lideresa, de algunos oportunistas y uno que otro despistado; las declaraciones de Barnechea han merecido un significativo repudio partidario, al que se suma el triste papel del García acciopopulista que lo acompaño en un "pésame" , que al que le debe pesar es a él. En un discurso que más que un homenaje al muerto, tuvo el oportunista sabor de alegato de campaña presidencial y de ofrecerse u ofrecer un frente político de ACCION POPULAR con el APRA -cuyos dirigentes  se han burlado en privado de los "sueños de opio" de Barnechea- éste termina afirmando que fue una "mafia judicial" la que conjuntamente con el gobierno, propiciaron la muerte de Alan García.

El problema pasa por el punto común de sostener -como otros políticos afectados por el sistema de justicia- estas afirmaciones, sobre fallos que perjudican basicamente a politicos acusados de corrupción,  olvidandose que esos mismos supuestos "errores judiciales" los sufre el ciudadano común y corriente. Que hay en su juzgamiento una instancia plural, para apelar o impugnar errores y excesos y que lo que hacen jueces y fiscales es finalmente aplicar la ley. Una ley que conocen los prestigiosos abogados que defienden a los políticos  y que hace rato, si estos procedimientos fueran ilegales, arbitrarios o fuera de la ley, "patearían el tablero" y se irían a la justicia internacional. 

Mas allá de declaraciones efectistas, actos concretos para denunciar practicas antidemocráticas, de "persecución política" o fuera de la ley no hay grandes y graves irregularidades que vician el proceso. Quienes asumen la defensa de los imputados, siguen articulando los recursos procesales de ley y aceptan las resoluciones judiciales. Lo que prueba que hay justicia o estandares procesales aceptables dentro del sistema de justicia en el Perú.

Con sus declaraciones, Barnechea ratifica que no tiene sensibilidad ni respeto por la conducta política de la precaria institucionalidad pártidaria y del sentir del militante. Reafirma que le interesa un carajo el partido. Que lo único que cuenta es su proyecto personal, su ambición de poder , su agenda política. Y en esa avidez o ansias de poder, desbarra por lo inoportuno y poco acertado del discurso. Barnechea no tomó en cuenta, que hay en esa gente que rodeaba a Alan García, dolor, identificación partidaria, sentimiento, vocación de aprista, lealtad a sus líderes  y una mistica que es lo suficientemente lúcida para darse cuenta de lo que perseguia Barneche -que es mal visto por la dirigencia y militancia aprista- era conquistar su aplauso. 

La psicopatías de personalidades  como Barnechea, hacen que pierda el sentido de la realidad, que subestime la inteligencia ajena, que  muestre su falta de inteligencia y equilibrio emocional; por lo que cree que puede manipular ,"huevear gente"; y que hace finalmente "lo correcto" para sus aspiraciones políticas. Barnechea le falta el respeto al militante del partido que lo acogio, lo termina ninguneando. Al final en otro personaje de la politica peruana, tenemos un "ego colosal" sin la brillantez del difunto es cierto, pero ego al fin. Una vanidad personal que lo hace rodearse, de incondicionales, de mediocres, de gente que solo sirve para "chalequearlo", para bajarle el cierre para que haga "pipi" o para llevarle el maletín con la ironia de que terminan hasta de alcaldes. 

Este ilustre caballero que se vende como "provinciano" y el intelectual que ciertamente es, -aunque en él prime el político que se marketea como "belaundista", como hombre con "vocación de servicio por amor al Perú"- no solo tuvo el desliz de echarle la culpa al Poder Judicial y al gobierno, del asesinato; dijo  ante el cadaver de Alan García y ante la masa aprista, que su líder "no quería competir con él porque tenía igualmente una gran memoria", Barnechea tiene finalmente, un pequeño gran problema. Usa para convertirse en lo que no es, un maquillaje corriente que "se le corre permanentemente". Dificil que sea candidato a la Presidencia por ACCION POPULAR. Es una cuestión de dignidad, de honor y respeto a Belaunde. 




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