lunes, 23 de noviembre de 2015

N° 320 - ENTRE EL PODER Y LA GLORIA

LAS CANDIDATURAS, LOS CANDIDOS Y LOS CANDIDATOS:






La sociedad humana esta marcada por un carácter de clase y por prejuicios. Y la política no es ajena a ello desde la perspectiva del poder. En ese contexto, en un partido fraccionado, fracturado, des-institucionalizado y dividido, esta consideración esta presente. 

De hecho, la elección del candidato a la Presidencia de la República, es un nuevo escenario para que la facción de "la aristocracia" partidaria, la facción de los miembros de "la gran sangre", la de los blanquitos, de los pituquitos o la de los "hijitos de papá" versión Edmundito Del Aguila; midan fuerzas con el llamado "sector provinciano" del partido -que tiene mucho de criollada y poco de provinciano-  que lidera Mesias Guevara; quien se ha lanzado a la Presidencia de la República, para competir con Alfredo Barnechea, que no es otra cosa que  el espolón de proa de Raul Diez Canseco para volver a controlar el partido, con invitados de  mantequilla a esta elección, como el buen Alejandro Montoya, que se la pasa dando información de su plan de gobierno, cuando debería accionar políticamente para demostrar, porque él debe ser el candidato a la Presidencia y no sus ocasionales rivales. Los cánones de la política indican que primero se debe buscar la nominación presidencial y luego mostrar  el perfil de estadista. Y para ganar la nominación tienes que acreditar primero ser el mejor y  políticamente más atractivo que los demás candidatos.

Mención a parte merece la Dr. Beatriz Mejía, que ha sido vejada y caricaturizada en su candidatura al ponerle como candidato a la Segunda Vice-Presidente al Sr. Napoleón Jauregui, que puede ser un militante conocido, leal y de trayectoria; una persona respetable y un muy buen amigo de sus amigos, pero que no tiene nivel para ser Vice-Presidente de la República. La nominación,  es una prueba de la crisis del partido, de la falta de institucionalidad y de la demagogia y el oportunismo, de quienes lo controlan -burlándose más allá de las espectativas de la Dra. Mejía- de las ilusiones y la ignorancia ajena, al hacerle creer a  gran cantidad de militantes -que creen que la política, que el hacer política es abrir la boca para hablar sonseras- que cualquiera puede ser Congresista de la República.  De allí que una serie de pintorescos personajes partidarios, sin ejecutoria ni capacidad ni talento político, hayan "roto su chanchito", para cumplir con el sueño de ser alguien o al menos de tener el cache de ser "candidato al Congrezoo de la República".

Reducidas las posibilidades de la nominación a solo dos candidatos, la primera pregunta es si  un personaje como Mesías Guevara, realmente ha preferido la gloria de ser candidato a la Presidencia de la República, al poder que significa ser Congresista de la República. En lo personal no lo creo. Alguien que muestra en sus actos, vanidad del poder, soberbia y aires de grandeza que se alimentan de la mediocridad de los personajes que lo rodean, difícilmente va a dejar el poder, por ideales o ilusiones retoricas y demagógicas que pueden ser parte  de su discurso político, pero no de una forma de hacer y entender la política. 

La candidatura a la Presidencia de la República, le puede servir a Mesías Guevara, para afianzar su poder en la interna y luego negociar -a pesar de la cortedad de los plazos- una alianza en la que él tenga una posición privilegiada. Para alguien que ha hecho del calculo político una virtud -y que ha aprendido a repartir las canonjías del poder como su maestro Javier Alva- el pragmatismo y los ideales o la ilusión no van juntos.

En el caso de Alfredo Barnechea, en un partido con un anti-aprismo marcado, donde se ha generado un sentimiento anti-limeño y un espíritu supuestamente "provinciano" con aires de criollada; que se sustenta en echar lanzas contra las "dirigencias limeñas" y dar prebendas políticas a quienes respondan a los intereses de Guevara. Queda claro que los Del Águila, sus ayayeros, sus geishas y sus achichincles, no controlan el partido y que Alfredo Barnechea se ha confiado en  las promesas de personajes que solo son operadores de Diez Canseco y titiriteros de Kesell. A pesar de sus innegables condiciones intelectuales Barnechea, la tiene difícil. El problema es que  su estrategia no es la correcta, que su predica sobre Belaunde no es vista como autentica. Y que el dinero de Diez Canseco no sirve de mucho en determinados contextos.

En cualquiera de los dos casos, a pesar de la ilusión del militante, la política es el arte de lo posible y con un 1% de intención de voto a estas alturas, es difícil remontar significativamente y ganar la elección, porque los fenómenos políticos no existen y sobre todo, porque los dos "candidatos", Guevara y Barnechea o Barnechea y Guevara, ya son conocidos, no tienen ángel ni sabor y no hay ni partido ni cuadros detrás de ellos. 

En ambos casos, las planchas son masculinas, de amigos, de gente que comparte los mismos intereses o conveniencias políticas. Y lo que me ha llamado poderosamente la atención, es que la Secretaria Nacional de la Mujer, tan activa políticamente antes de su elección en "defensa de los intereses de la mujer o de la cuota de género" no ha dicho nada sobre lo anterior y se ha quedado callada; tal vez defendiendo su lugar en la lista parlamentaria. A este paso, en la próxima elección las féminas van a tener que elegir a  una lesbiana que no sea "política" para que defienda realmente sus derechos con coherencia, con verdad y no por pura pose o interés personal. Estamos en campaña. Entre el Poder y la Gloria. Entre candidaturas, cándidos y candidatos. Veremos que pasa.

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