UN ESPINOSO TEMA QUE MERECE ACLARARSE:
En un país donde uno de los grandes problemas es la corrupción, la política termina no siendo ajena a prácticas que significan un gran drama nacional. Si a ello se suma que no hay en el Perú institucionalidad, que no hay partidos políticos, que somos un país con una marcada tradición autoritaria, que hace que el concepto de ciudadanía -y por ende el de militancia- este relativizado por el uso y abuso del poder, queda claro que hay coyunturas como la de los procesos electorales; en los que la lógica, el sentido común y la razón; nos llevan a presumir frente a hechos determinados, que ante la falta de institucionalidad y de fiscalización; siempre alguien termina beneficiándose o sacando provecho de su condición de líder, de posiciones dominantes o de ubicaciones en determinadas estructuras de poder.
En los últimos tiempos, los casos de Alejandro Toledo y de la pareja presidencial, denunciados por la prensa; judicializados en un caso -y a la espera del 2016 para conocer las "asesorías que sirvieron para maquillar aportes chavistas y de otros sectores- son ejemplos de como dineros de campaña terminan supuestamente en los bolsillos de los líderes y no sirven para financiar lo que deberían financiar; esto es las campañas de los procesos electorales.
Y lo anterior es tan real, que el gran problema de los órganos electorales, es que como los políticos hacen las leyes -en temas como estos- los hacen a su medida y a su favor y no dan cuenta de los fondos de campaña o los dan a medias. Y no pasa nada.
No pasa nada porque la ley hace que no pase nada, porque de lo que se trata es de las cúpulas política enquistadas en los partidos políticos -a los que le da la espalda el ciudadano común y corriente- van a seguir manejando (como en el fútbol) esta folklorica democracia, que por culpa de una mediocre clase dirigente, sigue sin un proyecto de país y una visión de futuro sostenida y sostenible.
En en el caso de ACCIÓN POPULAR, en la pasada campaña electoral, a mi me toco personalmente -en vivo y en directo- conjuntamente con otras personas, conocer dos situaciones, que tenían que ver con financiamiento político electoral para la campaña, a dos (2) posibles candidatos del partido a la Alcaldía de San Miguel. En el primer caso, el mismísimo Secretario General de Lima Metropolitana y Candidato a la Alcaldía de Lima, le pide al posible candidato, abrir una cuenta mancomunada de CINCUENTA MIL DÓLARES (US. 50,000.00) con uno de los hombres que estuvieron "apoyando", "colaborando" o fueron "cercanos" a la campaña. No digo "asesor" porque varios de los connotados militantes que estuvieron en esos menesteres, han dicho que no lo fueron y aunque todos en el partido los reconocen como tal, se han enojado con el membrete.
En el otro caso, el hermano de la Secretaria Nacional de Juventudes, le ofrece a otro ciudadano el cargo y la candidatura y le piden la misma suma para financiar la campaña. Ambos personajes desistieron lógicamente de postular y creo que allí se materializa la candidatura a la Alcaldía de San Miguel de la Dra. Greta Minaya, patrocinada por el liderazgo, la identificación partidaria y el talento político de los hermanos Jauregui -Don Luis Jauregui fue su Primer Regidor- para llenar el vació y cumplir con el objetivo de la dupla Del Águila-Kessell, de "poner candidatos en todo el país". Si de algo estoy seguro, es que a la Dra. Minaya no se le saco ni un mango para postular. Ella se considera una persona plenamente conocida a lo largo y ancho del Perú, América y balnearios y su campaña fue "ecológica": Sin papel, ni afiches, ni nada que contamine el medio ambiente.
El financiamiento económico de campañas no es malo per se, es parte de la practica y de la necesidad del quehacer político. El asunto es que no se trate de "dinero sucio", que no sirva para que oportunistas, narcotraficantes o delincuentes de diverso pelaje, obtengan poder para impunidad o para sus actividades ilícitas. Que el dinero no se esconda o vaya a los bolsillos de determinadas personas para engrosar sus cuentas o su economía. Por eso es necesario dar razón escrupulosa del gasto.
Independientemente de denuncias sobre cobros en diversas circunscripciones políticas. De candidaturas que terminan siendo incompatibles con la ideología y la ejecutoria política del partido; como las de Miro Ruiz, el ex Congresista "mata perro" de orientación izquierdista, que termina como candidato a la Presidencia Regional de Huancavelica. Don Alan Kessell, el mesero político de los Del Águila, ofreció tras el destape del JNE, retirar candidatos con sentencias, prontuarios o que estaban ética y moralmente incapacitados para postular y no lo hizo. Tal vez porque las "candidaturas en todo el país", que propagandizaban la idea de un partido de masas, de un partido con presencia política en todo el país, tuvieron precio, sirvieron para financiar la magra campaña del Candidato a la Alcaldía de Lima y en esas circunstancias, es difícil desandar lo andado.
En el contexto anterior, el Diario EL COMERCIO, del pasado 17 de Octubre, informa que el partido ACCIÓN POPULAR, tiene un ingreso reportado en la campaña para las elecciones regionales y Municipales pasadas, del orden de los DOSCIENTOS SESENTAICINCO MIL SEISCIENTOS TREINTAIOCHO NUEVOS SOLES (S/. 265,638.00). Que los gastos de Campaña reportados para las Elecciones Regionales y Municipales son del orden de los NOVENTAISIETE MIL TRESCIENTOS DIECINUEVE NUEVOS SOLES (S/. 97,319.00) y que se tiene una valorización de Gastos en Publicidad; que según la OFICINA NACIONAL DE PROCESOS ELECTORALES (ONPE) es del orden de los DOS MILLONES NOVENTAITRES MIL SEISCIENTOS OCHENATICUATRO NUEVOS SOLES (S/. 2´093,684.00) que se explican por la gran cantidad de paneles en todo Lima y que pueden tal vez justificarse, por la presencia en la lista de personajes de última hora con financiamiento propio. El problema es que según la nota del Diario EL COMERCIO, no se ha sustentado un solo sol de gasto en publicidad en comprobantes de pago.
Si a eso se suma que tras la campaña, el Secretario General de Lima de ACCIÓN POPULAR y candidato del partido a la alcaldía de Lima Sr. Edmundo Del Aguila Herrera -cuyo padre es Presidente del Partido- aparece con coche nuevo; como aparecen también miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) que estuvieron "asesorando" o "supervisando" la campaña en todo el Perú y que según diversas fuentes, no tienen trabajo conocido. Por lógica elemental, a la luz del malestar del militante, de diversos hechos que han generado mortificación y frustración en la militancia; un simple ejercicio de lógica y de razón, hace que se tejan conjeturas; que la gente hable. Nadie duda que enseñar a hacer tragos y sanwichs es un negocio educativo rentable. Que la "asesoría política" puede ser un "cachuelo" en épocas electorales. Pero en política, lamentablemente por la corrupción en la que estamos inmersos y la grave crisis moral en la que vivimos, hay conductas, hechos, actitudes e indiferencias que resultan ofensivas y poco criteriosas a tenor de los hechos expuestos.
Si durante la campaña y fuera de ella, se dice que ACCIÓN POPULAR es "La Reserva moral del Perú" . Si el discurso político del candidato a la alcaldía, giro alrededor de que se sigue la ejecutoria política de Fernando Belaunde; de que somos el partido de "La honestidad Comprobada". Quienes somos simples militantes de ACCIÓN POPULAR, quienes creemos que la política tiene que adecentarse, tiene que tener contenido y no ser retorica efectista, frases hechas, gesto y pose. Pensamos que estas cosas merecen explicarse y aclararse, no solo en ACCIÓN POPULAR, sino en todos los demás colectivos donde se han manejado fondos más importantes que los nuestros en campaña.
El partido vive una crisis terminal profunda, el país vive un grave crisis de los partidos políticos. Una crisis que no puede callarse ni esconderse debajo de la alfombra, por la falta de institucionalidad y de liderazgo. Una crisis en la que lo que esta en juego, es el Perú y por ello hay la obligación de levantar dudas y ser transparentes. Al final la democracia implica el derecho a solicitar rendición de cuentas y a fiscalizar, frente a los posibles usos y abusos del poder. En esa dirección, el partido, los viejos líderes o los que desde el escaño parlamentario y el interior del partido, tienen una determinada cuota de poder, no pueden mirar a otro lado. Se tiene que rendir cuentas.
Si se tiene que nombrar alguna Comisión hay que nombrarla. Si se tiene que aclarar lo que se tenga que aclarar hay que hacerlo. Y aquí hablo de una fiscalización real, de un compromiso de parte de la élite partidaria; no de la participación de los portapliegos, de las geishas, los franeleros o del figuretti incapaz que funge como "Defensor del Afiliado" , que no ejerce su cargo; que se abstiene de votar en decisiones que tiene que ver con la institucionalidad del partido y al que lo único que parece interesarle, es sentarse en la mesa de honor en las actividades partidarias para sentirse importante.
Si los magros resultados electorales ya son bastante para una crisis. Las sombras de practicas que han generado división, repulsa y confrontación al interior del partido, por hechos que implican una percepción o una obligada calificación -gracias a un simple ejercicio de lógica y razón- no pueden ignorarse. La pirotecnia verbal en éstas cosas no sirve.