domingo, 1 de febrero de 2015

N° 305 - LA REFORMA ESTATUTARIA

ENTRE LA COSMÉTICA POLÍTICA, LAS REFORMAS DE FONDO
Y EL NACER DE NUEVO:




La  COMISIÓN DE REFORMA ESTATUTARIA del partido, ha publicado en los foros un aviso, en el que invitan a hacer propuestas a la militancia, anunciando que van a hacer "Encuentros Descentralizados Marco Regionales y Zonales" en Lima y en todo el país y que se recibirán propuestas sobre la reforma estatutaria. Y mi primera reflexión al respecto, es que en un partido que no se caracteriza por un a militancia programática, donde no hay cuadros técnicos de liderazgo y primer nivel, con presencia significativa en el aparato estatal o en la empresa privada, una directiva de esta naturaleza. Cuando la iniciativa de poner la reforma  en tablas; cuando la capacidad de mostrar su talante programático y la convicción y seguridad de lo que hay que hacer, depende del Congresista Mesías Guevara, -actual Presidente del partido- significa tener al frente una "invitación", que si no resulta demagogica, es poco acertada. Y lo anterior, porque es la abierta contradicción de una supuesta dinámica de  gestión, que  va a generar un cambio en el partido, para que vuelva a ser como lo dijo Guevara, el "movimiento aluvional" de tiempos de Fernando Belaunde.

El soplarle una vez más la pluma al militante, resulta no solo preocupante y pintoresco, sino que responde, al permanente juego pirotécnico, de gestos e imágenes de quienes ejercen el poder en los predios de Paseo Colón. En la filosofía contemporánea la Prospectiva, es la disciplina que nos ayuda a construir el futuro, a considerar el futuro, como un asunto pendiente, como un tema por desarrollar o por materializar. La Prospectiva implica una revolución del pensamiento, en el que el hombre es un actor y desde la perspectiva política, un constructor de -por llamarlo de alguna manera- un país mejor. 

Esa construcción "prospectiva" del futuro, esta ligada a tres pilares básicos, el de la libertad, el del poder y el de la voluntad . En el caso de  ACCIÓN POPULAR, somos un partido que desde el poder continua anclado en el pasado, sin capacidad de reconstruirnos o de construir un futuro como partido, que de paso a una visión de futuro de país. Se repiten postulados ideológicos y filosóficos ya superados, se mantiene una estructura partidaria que privilegia a las cúpulas enquistadas alrededor del poder; se carece de una visión de partido moderno, de país y de presencia en los grandes temas de la agenda nacional, lo que implica falta de respaldo popular y una imagen de partido parasitario, que sobrevive en la escena nacional, que se sustenta en el protagonismo personal y mediático de quienes tienen representación en el Congreso de la República.

Hecha la introducción anterior, para entrar en materia, creemos que una reforma estatutaria no es simplemente la solución para la agonía que vive el partido. Se necesita en principio, un cambio de actitud de la clase dirigente. El dirigente como individuo que pertenece a un partido, a una comunidad política, debe  tener la capacidad de renunciar a parte de sus intereses personales  en pro de objetivos comunes que favorezcan al colectivo, en el corto, en el mediano y en el largo plazo. En ese contexto, el trabajo a largo plazo, la previsión, la planificación, la visión -y por ende construcción- del futuro es lo único que garantiza el éxito.  

Con un Comité Político conformado por respetables ancianos que si bien cumplieron un papel importante en la historia del partido, están hoy fuera de su tiempo y pueden tener voz pero no voto para decidir por un futuro que no les alcanza. Con un Comité Político, conformado por ex dirigentes que como parte de la cúpula, tienen una percepción burocrática del quehacer político interno, poco es a lo que se puede aspirar y hacer. Se necesita un Comité Político, que haga las veces de un congreso, elegido por el voto popular, con gente que tenga futuro político, capacidad  de diseñar, de articular, de dirigir y representar a regiones, con las que tendría que estar en contacto permanente para trasladar y articular decisiones políticas.

En la era de las comunicaciones, en un país que pugna a trompicones por la descentralización, habría que capacitar dirigentes; monitorear, asesorar, diseñar estrategias políticas internas, para tener presencia mediática en provincias y capacidad de reacción frente a las coyunturas regionales, que eviten que oportunistas, recién llegados o mercaderes de la política, compren candidaturas. Se debe igualmente, descentralizar el nivel de las decisiones políticas, en medio de mecanismos de control para que no se de el grosero y grotesco caso de Ancash, donde el partido termina apoyando la elección de un delincuente como Presidente Regional, con un Secretario General Nacional y un Presidente que simplemente miran a otro lado.

En estos años, a lo largo de estas paginas, hemos propuesto formulas de financiamiento partidario, de las que nos ocuparemos en otro momento, pero que nacen desde la simple formula de cobrar cinco o diez soles mensuales por militante, que le asegure capilla y cajón para su fallecimiento o la creación de empresas, bajo el principio que quien tiene técnicos para gobernar, puede tener los técnicos para crear sus propios ingresos, sus propias fuentes de financiamiento.  Mediadas como estas, que habría que experimentar, generarían sin lugar a dudas, una buena imagen en la opinión pública y eso ya es bastante en un país donde los partidos están desprestigiados. Adicionalmente a lo anterior, se deberían implementar cursos de capacitación pagados -que para provincias podrían ser virtuales- como requisito para ser dirigente. 

Cargos como el del Defensor del Afiliado, que en sus tres últimas gestiones han sido patentes de corzo para el figurettismo, el silencio cómplice y la mediocridad con poder, podrían ser entregados a ciudadanos respetables y de reconocido prestigio, que sean garantía de independencia. Sin institucionalidad, con un partido en el que lo único que importa son cuotas de poder, cargos como este ejercidos por militantes sin brillo o con intereses marcados, no sirven para nada. En esa dinámica es tal la cantidad de leguleyadas, de transgresiones impunes al estatuto y a las leyes nacionales -cometidos en los últimos años- que se hace necesario un convenio con el Colegio de Abogados de Lima, para consultar decisiones que en ejercicio democrático deberían facultar a cualquier militante a hacer uso de los citados mecanismos. Si se sigue la política del copamiento, del nombramiento del incondicional para favorecerse en lugar de la meritocracia, se va a seguir dando vueltas en círculo, alrededor de la crisis partidaria.

Con estas breves lineas hemos querido simplemente acuñar algunas ideas, generalidades si se quiere, pero que nacen de la necesidad de graficar que el ser proactivo, es actuar para provocar el cambio deseado. Que el ejercicio del poder implica la existencia de una razón, de un conjunto de ideas y valores en virtud de la cual se va a definir un objetivo, de construir el futuro deseado. Todo lo que vaya en contra de esos lineamientos es simple ilusión, demagogia, onanismo político. 

Sin romper con la dinámica actual, manteniendo  el orden y los privilegios existentes no hay cambio posible. Y no lo hay porque en las elecciones que llevaron a Mesías Guevara al poder, tampoco hubo proyecto político ni debate de ideas. En lugar de buscar nacer de nuevo, de construir realmente las bases de un partido moderno, de un partido de futuro. Todo fue "Comida China", que gusta, que llena al momento, pero que  se digiere rápidamente. 



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