LA ELECCIÓN DEL "LIQUIDADOR" DEL PARTIDO:
Aunque se anuncie como la elección del presidente de ACCIÓN POPULAR; la mera verdad es que el próximo 30 de Noviembre, lo que se va a elegir es al nuevo liquidador del partido, al nuevo síndico de quiebras que avance en el proceso de disolución. Y lo anterior es tan cierto, como que el elegido -cualquiera que sea dentro de los que se están voceando- no va a ser un personaje que sume, no va a ser un elemento de unidad, un factor de aglutinación de ideas y de propuestas para salir de la crisis y tener presencia política. Porque no tenemos un liderazgo con sentido del valor de lo colectivo para satisfacer equilibradamente, el legítimo interés personal que tiene la política. Porque no tenemos un líder con visión de estado, con carisma, que es esa capacidad de volver "activa" a una masa, de encandilarla, de enamorarla, de hacer que las masas lo sigan y voten aluvionalmente por él. No tenemos un líder que haya mostrado voluntad política, de propiciar un cambio en las estructuras partidarias, que construya la plataforma política que proyecte el legado de Belaunde en el Siglo XXI. Porque no tenemos un líder con la suficiente fuerza y respeto entre sus pares de los extramuros de Paseo Colón, para darle valor agregado a un partido devaluado; a un partido que solo sirve para hacerla de comparsa en el juego de caretas de la política criolla.
Lo que tenemos hoy en ACCIÓN POPULAR, son políticos comunes y corrientes, militantes para quienes su principal objetivo es el Congrezoo de la República o la reelección. Lo que tenemos, son maestros de la argolla; políticos desangelados, sin sabor, sin capacidad oratoria y con un mal manejo del lenguaje. Personajes duchos en el arte del embuste; en el del engaño, de la intriga política y el cubileteo. Dirigentes que a lo largo de su dilatada ejecutoria, se han mostrado siempre conservadores en extremo, sin ideas que trasciendan, sin capacidad de formar grupo o cuadros con las personas más capaces y talentosas dentro y fuera del partido; porque entre la tropas de élite que eligen para secundarlos en el abordaje, están siempre los mediocres, los incondicionales, los bobos y los oportunistas frente a los que ellos se sienten inmensamente superiores.
En un partido donde la gente se conoce de memoria, porque se rotan en los cargos permanentemente y se ven las caras siempre; no hay por lógica elemental, posibilidad de que de más de lo mismo salga algo diferente. Sobre todo porque lo que marca la elección es la ambición, el interés personal, la seducción por el cargo, la pasividad de lo poco o casi nada que queda de militancia, para seguir usando hasta donde se pueda el membrete partidario; en el entendido de que "El que parte y reparte se lleva la mejor parte"
.
Lo que se va a elegir el 30 de Noviembre es simple y llanamente un factor más de división. Lo que se va a elegir el 30 de Noviembre es el personaje que pueda negociar desde su mejor perspectiva la posibilidad de seguir manteniendo el registro. El que pueda lograr para si y para otros la mayor cantidad de curules en la alianza que nos cobije en las elecciones del 2016. El que levante el Sagrario donde se guardan las cenizas de Belaunde y Paniagua, para que los incautos sigan creyendo que somos un partido político y voten por nosotros. Lo que diga el estatuto sobre las funciones del presidente del partido no importa. Hace tiempo es letra muerta.
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