LO QUE NECESITAN LOS PERUANOS ES PARTIDOS DE A VERDAD:
Las declaraciones de Mesías Guevara, en torno a que Víctor Andres García Belaunde no debió postular a la reelección; más allá de ser desafortunadas; una deslealtad con el colega parlamentario -que grafica la falta de coherencia entre los dichos y los hechos de los líderes de ACCIÓN POPULAR- que muestra de manera descarnada la grave crisis institucional del partido y la fractura y la división existente. En una crisis que parece ser terminal, como lo saben muy bien en la interna los principales capitostes partidarios, que han sido incapaces de lograr una re-ingeniería institucional. Que no han tenido la capacidad ni la visión de hacer que el partido de Belaunde nazca de nuevo o se adapte a los nuevos tiempos. En esa dirección esa declaración de Guevara no es real. La labor parlamentaria necesita gente de experiencia, gente capaz. Vitocho es uno de los iconos de esta venida a menos clase política, pero es un hombre de trayectoria y de experiencia parlamentaria que se hace necesario frente a tanta ave de paso, frente a tanto improvisado en el parlamento nacional.
El gran problema no es la reelección, el gran problema es que sin partidos, sin institucionalidad, los congresistas no son fiscalizados por estos, marcan como en el caso de ACCIÓN POPULAR su propia agenda y hacen lo que les da la gana. No responden a los intereses nacionales, sino al cubileteo político, a sus propios intereses o a intereses de diverso tipo y eso hace que su figura, discutida y criticada, sea finalmente protagónica frente a las caricaturas de partidos que representan.
En la coyuntura de la crisis partidaria anteriormente descrita, el gran problema es también, que a diferencia de la división, de la pugna, de la guerra interna de la época del segundo gobierno de Belaunde, entre Javier Alva y Manuel Ulloa, entre 1980 y 1985 o la de los tiempos de Seoane, en 1967 -que dio lugar a la formación de ACCIÓN POPULAR SOCIALISTA- esta no es una puja ideológica, una confrontación por visiones de estado o por ideas; es simple y llanamente una lucha por el mondo, lirondo y mundano poder, por el control del partido para satisfacer intereses personales o de grupo y no por construir un partido moderno al servicio del país y de las grandes mayorías nacionales.
Es sabido que por un lado, Mesías Guevara encabeza un sector bajo las banderas de un "provincianismo" que tiene mucho de criollada y poco de provinciano, porque el membrete únicamente se circunscribe a la habilidad y al trabajo político de Guevara para visitar las bases del interior del país, repartir poder y conseguir la incondicionalidad que le permita mantener el poder. Si esta fuera una facción verdaderamente provinciana, se tendría en principio en el Comité Ejecutivo Nacional, líderes o dirigentes provincianos, en los principales cargos partidarios. Y lo único que hay es la manchita limeña que rodea al congresista cajamarquino, comenzando por el grisáceo Rafael Vásquez.
Si Guevara impulsara una corriente provinciana al interior de ACCIÓN POPULAR, se hubiera preocupado por capacitar a los dirigentes provincianos, por llevar esas cátedras Belaunde -con intelectuales de solera- al interior del país. Por hacer que esa Comisión Nacional de Plan de Gobierno, que dice que tiene "nueve años trabajando"; se preocupe por los problemas del Perú profundo y vaya nutriendo a los lideres provincianos del partido en esas banderas imaginarias que representen diversas reivindicaciones regionales, propuestas y proyectos que nos reconcilien con el pueblo. Nada de eso ha sucedido. Y lo anterior porque si ACCIÓN POPULAR se hubiera convertido realmente en un partido programático y crítico; en un verdadero partido de oposición; el Sr. Guevara no tendría ni COMISIÓN ANCASH, ni la cobertura que tiene en la Agencia ANDINA, en RADIO NACIONAL o en CANAL 7.
El congresista cajamarquino, que tiene una confusión ideológica muy grande, porque no sabe si es heredero de Ernesto "Che" Guevara o "imagen y semejanza" de Fernando Belaunde, por el que supuestamente recorre el país; no lleva en su plancha presidencial a ningún líder provinciano, ni partidario ni independiente. A pesar de expresar que "vamos con candidato propio"; ha hecho una alianza encubierta con un partidito, de esos que forman adinerados aventureros políticos, que le dan a estos su santo y seña. Una especie de ALIANZA PARA EL PROGRESO pequeña, que antes que un partido político, representa la vanidad, los deseos y las ilusiones de su mentor y su mecenas.
Con dos gestiones como Secretario General Nacional y una como Presidente del ACCIÓN POPULAR, queda claro que Mesías Guevara Amasifuen, es sin lugar a dudas un proyecto personal, que reproduce el caciquismo, al mejor estilo de Don Javier Alva Orlandini, el líder cajamarquino, que lo antecedió en la Presidencia del partido.
Don Javier Alva es uno de los fundadores, de los principales referentes partidarios, que a diferencia de Guevara, se preocupo cuando estuvo vigente y hasta que los años no le pesaran, en construir partido. Un personaje que tuvo el talento político, el tino y el criterio de rodearse -ademas de mediocres e incondicionales- de gente capaz, de personas que sabían de lo que hablaban; que conocían de lo que era ser político y hacer política. En esa dirección, en la defensa de Guevara o dentro del capital humano que representa la "incondicionalidad" que lo blinda, se puede ver una de las grandes diferencias con la política de antaño. Una serie de individuos que sin capacidad, sin conocimiento, sin el menor criterio de lo que es la política y sus principales conceptos, abre la boca o aprieta las teclas con aires de autoridad intelectual y que no quiere que a su líder o a su partido, lo toquen ni con el pétalo de una rosa, en la creencia que Guevara va a ser el nuevo Presidente del Perú y que las miserias de la política partidaria se deben esconder debajo de la alfombra.
Del otro lado, representando el sector en la pugna por el poder y el control partidario con Mesías Guevara; esta Alfredo Barnechea, un periodista, escritor e intelectual que reaparece en la escena política, de la mano de un partido sin respaldo popular, sin lideres atractivos y sin cuadros, que antes que representar el legado de Belaunde, es la expresión -ademas del bolo que le significa ser candidato a la presidencia en los medios en los que se mueve- de los intereses de Raul Diez Canseco, de Víctor Andres García Belaunde y de los operarios políticos de éstos, como son los Del Águila y Kesell y Cía, que sin ser "líderes" son "accionistas minoritarios" en ésta empresa por la puja por el poder y el control partidario.
Nadie puede negar las calidades personales de Alfredo Barnechea. El problema es el mesianismo del líder que nos acerca al poder y el que sea el espolón de proa de sus propios intereses y el de los que lo promueven en la interna. El problema es que en un partido con militantes de escaso conocimiento, sin cultura política, desacostumbrados al debate de ideas, al tratamiento de políticas públicas. Porque los lideres de la casa, no forman, ni debaten ni realizan diálogos sobre los grandes temas nacionales -pues su preocupación es la intriga política, el copamiento del poder, la grosera utilización del militante- el discurso político de Barnechea; que es generalon, que es simplemente el que se maneja en los círculos político-académicos; es visto en Paseo Colón, como Maná caído del cielo. Y Barnechea termina siendo así una re-edición más elaborada y consistente del tristemente recordado Gonzalo Alegría, a punto tal que militantes que ignoran lo que se puede hacer hoy en día con una computadora, le imputan a los spots de escritor, no solo la autoría de una gran agencia publicitaria sino toda una parafernalia a su alrededor, que en los hechos no tiene, más allá de Edmundito Del Águila y sus aguiluchos, mayores asesores, pues de existir serian visibles por imagen política y publicitaria.
Si Barnechea tuviera el apoyo tecnocrático y económico que dicen que tiene, antes de gastar en spots para ganar la elección en un partido de "cuatro gatos" -o de las entrevistas que el propio Barnechea puede conseguir- veríamos un impresionante despliegue económico para asegurar el triunfo en la interna, frente al pre-candidato que es Presidente del partido y controla la maquinaria partidaria. Adicionalmente a lo anterior, veríamos otro tipo de manejo en los extramuros de Paseo Colón, para que el militante que cree que el mundo político termina y comienza en ACCIÓN POPULAR, "se desmaye" ante la exposición pública y la fuerza electoral de un Barnechea, que si fuera el candidatazo que irrumpe en la escena nacional, hubiera sido invitado al CADE y estaría por lo menos en un 7% de intención de voto.
Nosotros creemos que ni Barnechea ni Guevara, con un partido en crisis, fraccionado; sin listas parlamentarias atractivas al elector, van a lograr lo que un Valentín Paniagua logró a pesar de ser un político reconocido y de buena y reciente gestión presidencial. Con la fractura existente, la precaria institucionalidad que nos agobia y un Comité Electoral Nacional que ni siquiera esta inscrito y que es manejado por un operador político -que hoy esta en las filas de los soportes de Barnechea, como ayer respondió a Guevara desde su pomposo cargo de "Defensor del Afiliado"- nadie puede asegurar siquiera que la candidatura presidencial sea inscrita, porque el comité electoral no esta constituido de acuerdo a ley.
Nosotros creemos que la cosa no pasa por la ilusión, ni por el electoralismo barato, ni por frases demagógicas o de cliche, como "La conquista del Perú por los peruanos" de Guevara o "Por la reconquista del Perú por los peruanos" de Barnechea. Es absurdo, ilusorio y poco realista, pensar en los peruanos cuando primero tenemos...estamos obligados a pensar en nosotros mismos, en el partido ACCIÓN POPULAR. En nacer de nuevo, en construir un partido moderno; en darle al legado histórico e institucional de Belaunde un liderazgo reconocido y programático; sabor, olor y calor popular.